jueves, 28 de enero de 2010

El campo en la época 'trans'

El campo en la época trans
Debate abierto en torno a los transgénicos

Con frecuencia los políticos en campaña aún esgrimen lugares comunes como progreso y modernidad. Sin embargo, el término progreso es para muchos científicos, filósofos e intelectuales contemporáneos poco más que una quimera abandonada, y la modernidad un proyecto que sólo sobrevive como simulacro, expresión usada por el sociólogo francés Jean Baudrillard.

En cambio, se usan nombres como Posmodernidad, Modernidad líquida o Transmodernidad para describir la condición actual del mundo; el tercero de estos fue propuesto por la filósofa española Rosa María Rodríguez Magda, una idea desarrollada en libros como El modelo Frankenstein. De la diferencia a la cultura post.

El prefijo latino trans tiene el sentido de ‘a otro lado’ o ‘a través de’. La nuestra es una época de transculturalidad, transmisión de información, transdisciplina, transexualidad; existe una fascinación muchas veces constructiva por la otredad, incorporar algo de lo otro en lo uno. El eclecticismo, la mezcla y el crossover son los signos de nuestra cultura.

Como toda etapa en la historia, la nuestra ha creado sus ángeles y sus demonios, el problema es que, en la mezcla, son difíciles de distinguir entre sí, muchas veces llevan una apariencia trans; es difícil saber si tal canción es rock o es pop, si aquella persona es hombre o mujer.

Transgénicos: ¿ángel o demonio?

Hoy sabemos que la ciencia no se puede desligar de los procesos sociales, económicos y culturales. Cualquier desarrollo científico y tecnológico es en la medida que se relaciona con lo social; los Organismos Modificados Genéticamente (OMG), también conocidos como transgénicos, no son la excepción.

Han sido pintados como un baluarte de la producción alimentaria, un recurso contra la hambruna, y como amenaza a la biodiversidad, instrumento del dominio económico de pocos sobre muchos. La primera pregunta a plantear es ¿qué son los transgénicos?

Un gen es, a grandes rasgos, información, se le ha descrito como el ladrillo de la vida. Técnicamente es una secuencia lineal organizada de nucleótidos en la molécula del ADN. Los organismos vivos son, toda proporción guardada, como un programa de computadora; los genes conforman la pro-gramación (escritura anticipada) de las características que tendrá un ser vivo.

En una persona, por ejemplo, el color de piel, tipo de cabello, estatura media y prácticamente todas las características físicas y biológicas están de alguna manera pre establecidas en su genética, de igual forma que las características que definen a una especie: las rayas de una cebra, la velocidad del guepardo o la mimetización del camaleón.

El avance técnico de la ingeniería genética –tecnología del ADN recombinante– ha permitido introducir en la programación de un organismo material genético de otro ser vivo para darle al primero alguna característica que antes no tenía, y que posee naturalmente el segundo. Por ejemplo, algunos cultivos como el arroz han sido modificados para tener el gen de una bacteria que le permite producir una sustancia insecticida.

Ángel

Uno de los pioneros en esta tecnología es el científico belga Marc Van Montagu, quien hace casi 30 años observó, durante sus actividades en la Universidad Estatal de Gante, que la bacteria Agrobacterium tumefaciens transfería de manera natural parte de su material genético a las plantas; después de estudiar dicho proceso desarrolló la técnica para recombinar el ADN de manera artificial.

Van Montagu afirma que los OMG tendrán una importancia crítica en el futuro, al dar respuesta a grandes problemas sociales. En primer lugar, los cultivos resistentes aumentarían la producción; más alimentos equivaldrían, en teoría, a luchar contra los problemas mundiales de hambre.

También considera que serán la base de una industria menos contaminante que podrá generar nuevos productos; el petróleo podría ser sustituido por combustibles producidos a partir de vegetales como la caña de azúcar o el maíz. El lugar de algunos polímeros basados en petróleo sería ocupado por monómeros de plantas modificadas, nuevos materiales textiles.

Aunque admite que está por verse si los OMG serían capaces de satisfacer una demanda tan grande, confía en la velocidad con que avanza la investigación al respecto, al grado que asegura, junto con varios otros especialistas, que el siglo XXI se caracterizará por su dedicación a las ciencias de la vida y sus aplicaciones tecnológicas.

En los años 80 el mexicano Luis Herrera Estrella realizaba un doctorado en Ingeniería Genética en el mismo lugar, la Universidad Estatal de Gante, Bélgica; en la actualidad es reconocido como uno de los creadores de las plantas transgénicas.

A los beneficios antes mencionados añade que es posible un menor uso del agua –el 70% de tal recurso es destinado al riego agrícola en México– con variedades tolerantes a la sequía; por otro lado, los frutos transgénicos resisten mayor tiempo en mejores condiciones de anaquel.

Asegura que variedades de arroz enriquecido con vitamina A pueden ayudar a resolver problemas de ceguera causados por la deficiencia en dicho compuesto. El investigador del CINVESTAV Unidad Irapuato ha ofrecido argumentos contra cinco riesgos potenciales de los OMG, tales como posibles daños a la salud humana, al medio ambiente, a la biodiversidad, dependencia de empresas multinacionales y una opinión pública negativa.

Sostiene que en los 10 años en que se han producido transgénicos no se han reportado daños significativos a la salud humana o animal; en laboratorio, ratones y conejos han consumido proteína B thuringiensis de tomate transgénico en cantidades equivalentes a 3 toneladas diarias para un humano sin que se reporten daños.

Herrera Estrella opina que el futuro de las plantas transgénicas no se encuentra en la transferencia de genes de otras especies a plantas, sino en la diversidad misma que tienen naturalmente las variantes de cada especie de planta.

Demonio

En cambio, diversos científicos y organizaciones han expresado su desacuerdo con el uso de OMG; su postura se puede resumir en que los riesgos potenciales superan por mucho a los probables beneficios.

La gran dificultad consiste en que cualesquiera que sean los resultados de este tipo de organismos, serán irreversibles al ser soltados en el mundo. La vida sigue senderos complejos, aún inexplicables en su conjunto por el hombre; podrían aparecer consecuencias imprevistas.

Aseguran que los OMG introducen un nuevo tipo de contaminación, la de carácter genético. La contaminación se puede definir como una sustancia o forma de energía que provoca algún daño o desequilibro (irreversible o no) en un ecosistema, medio físico o ser vivo, siempre provocada por la acción humana.

Al incorporar formas de vida con resistencias o ventajas especiales al medio natural, éstas pueden desencadenar un desequilibrio que antes no existía, como cuando una especie extraña es introducida a un entorno local.

Contra la producción de combustibles vegetales argumentan que toda la producción mundial de maíz o caña, entre otros, no alcanzaría para satisfacer el consumo energético de la economía global; aunque los daños a la salud aún no se han observado, falta verificar los posibles efectos de su consumo a largo plazo, aseveran los detractores.

Algunas entidades como Greenpeace defienden el Principio de Precaución, bajo el cual debe evitarse toda interacción de los OMG con el ambiente; de acuerdo con la ONG, la premisa equivocada con los transgénicos es que cada gen tiene una función en sí, clara y definida, sin embargo, no se consideran otros factores internos o externos de interacción, cuyas consecuencias son imprevisibles.

Finalmente, se critica que detrás del apoyo a los transgénicos en realidad se encuentran grandes intereses económicos; aseguran que compañías como Pioneer, Syngenta o Monsanto, quienes poseen el mercado de herbicidas, pesticidas y otros insumos, al ser dueños de las semillas transgénicas controlarían el ciclo entero de la producción en caso de que estas predominen.

Humano, demasiado humano


A pesar de todo, la transmodernidad es también una época en la que se han disuelto las dicotomías como bueno-malo. En el terreno de la lógica difusa es probable que la ingeniería genética no esté del todo ni en un terreno ni en el otro; entre la utopía y el desastre sólo queda la decisión humana.

Lo que debe quedar claro es que las consecuencias, favorables o destructivas, serán irreversibles, algo que es muy difícil de asimilar para una sociedad acostumbrada a dar delete.

No cabe duda que los científicos representantes de ambas posturas, cada una de las cuales tiene representantes en la UNAM, tienen la mira puesta en hacer una contribución a la sociedad, conscientes de su responsabilidad como científicos. El debate entre ambos no se puede concebir fuera de un ambiente de argumentación.

Un grave problema sería que esta polémica fuera zanjada de forma unilateral por un decreto gubernamental o empresarial, sin mayor reflexión.

El intelectual francés Jean-François Lyotard definió nuestra época como el momento en que se desvanecen los metarrelatos (la Fe, la Verdad, la Razón, el Progreso, el Estado) como fundamento único de la organización del mundo, lo cual es leído por Lyotard como un síntoma de liberación
Sin embargo, algunos pensadores sospechan que hay un nuevo metarrelato en construcción, que para los más pesimistas se ha impuesto desde hace tiempo: el Mercado. Si el debate en torno a los transgénicos ha de llegar a buen término, no será por la imposición de una perspectiva, la vida es más compleja que una relación de oferta y demanda./ César Alberto Saldaña

Imágenes:

1 y 2. El maíz puma, una raza mejorada genéticamente en la UNAM (no transgénico)
3. Los doctores Van Montagu y Herrera Estrella, invitados por el doctor Alejandro espinosa Calderón, un crítico de los OMG´s, a la FESC-UNAM

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